lunes, 20 de enero de 2014

Ilustrando la vida


Acabé estudiando Bellas Artes por casualidad, o por vagancia, aún no lo tengo muy claro, porque eso de empollar un tocho de letras, no lo veía... El caso es que a mi siempre me gustó hacer dibujos en los márgenes de los libros, hacer viñetas y copiar los personajes de Disney de la época. Sin duda el que más veces he reproducido ha sido la Hipopótamo bailarina de Fantasía. Siempre me ha hecho mucha gracia el contraste entre un animal gigante y torpón con la sutileza de una bailarina de ballet. Fetén.

Me encantaría decir que fuí de esos espíritus creativos y bohemios de la facultad, que todo lo que tocan se convierte instantáneamente en arte. Ya saben, esas personas que tienen la capacidad de trasnformar cualquier objeto en pieza de museo. Me confieso sin embargo de las mediocres... De las del 5 pelado. Quizá es que yo, de bohemia excéntrica poquito, o nadita incluso. Tanto es así, que he terminado en uno de los trabajos menos artísticos de la historia, SECRETARIA.




Y sin embargo, desde que dejé las aulas, el dibujo me persigue de manera casi obsesiva. Es cierto que va por temporadas. Puedo pasarme felizmente 6 meses sin coger un lápiz, pero de repente un día me levanto con una urgencia terrible y entonces comienzo con una oleada de dibujos, recortes, bocetos, compra compulsiva de material...Pero también me convierto en una persona un tanto huraña y reservada, porque esa fiebre "dibujil" suele ir acompañada por inseguridades y temores varios. Al final éstos últimos suelen vencer a mis ansias ilustradoras y dejo aparacados mis lápices con la excusa de que me falta tiempo.


¡Los monsturos acechan mi cabeza y no me dejan pensar!

El temor señoras, está claro que es algo tremebundo. Un "frena pies" total. Y no sólo en lo que a una servidora le gustaría hacer para ganarse la vida, sino en otros muchos aspectos también. Con los Retoños, por ejemplo, todo lo que les rodea te da un pavor horrible, o con cosas más mundanas, como esas veces en las que preparando la maleta para coger un avión se siente ese canguelo en el estómago de un "y si..."





En fin, ojalá con estos Delirios una sea capaz de vencer los monstruos que se esconden en el armario, o al menos hacerlos chiquititos para poderlos vestir de lunares y en vez de miedo provoquen risa.



¡¡Acuérdense señoras, vistan de lunares sus miedos!!

Feliz Lunes

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