lunes, 10 de marzo de 2014

Por fin sol, al menos para algunos!






Primer fin de semana de sol y nos volvemos locos como los ingleses, cualquiera diría que vivimos sumidos en la oscuridad total. Pero lo entiendo señoras, el buen tiempo anima a cualquiera. Bueno, a cualquiera no, porque a una servidora no siempre le pone contenta. A veces un sábado de sol radiante sólo sirve para poner de manifiesto que aunque la vida te está gritando que te alegres, tú sólo quieres hacerte bicho bola debajo de las mantas.



Y es que señoras, lo cierto es que no llevamos una temporada muy animosa. Una intenta escribir de manera jovial y resaltar sobre todo, los mejores momentos, porque claro, no es plan de deprimir al personal, que bastante tendrá con lo suyo. Pero hay días que son de NO, o más bien temporadas, y nosotros estamos metiditos hasta las orejas es una de esas.


Y es que las cifras del paro nos salpican también a nosotros, la súbida de la luz y el gas hace que me plantee seriamente volver a las cavernas y quizá lo peor de todo, que mi Retoño mayor enlace un virus con otro, semana sí, semana también, me tiene completamente desquiciada. Este fin de semana lo he visto tan pachucho que me he planteado seriamente hacer guardia en la puerta de urgencias hasta que me dieran una solución, más allá del agua, el "hay que esperar", y el "si, estos virus están en el aire"... 




Y es que, si algo duele, son los Retoños. El mío, concretamente que se caracteriza por ser pizpireto, sonriente y con un punto gamberro, lo tengo más mustio que una lechuga. Quejicoso, cansado y en general con el ánimo por los suelos. Y claro, a mi, se me parte el alma... No hay manera de sacarle una sonrisa. Y ya me conocen, yo con mi imaginación desbordante, empiezo a darle caña a las neuronas y me pongo a pensar que en vez de una gastroentiritis, a mi hijo lo que realmente le pasa es que han venido unos marcianos y lo han envenenado, porque sino, no lo entiendo. Me lo expliquen por favor. 

Así que entre virus, facturas y ropa sucia, la vida doméstica anda por lo suelos. El Solete tampoco es la alegría de la huerta, creo que él también ha caído en el desánimo y en la fiebre. Esto parece una epidemía. 

Hace tiempo que dejé de considerarme exigente en cuanto a lo que le "pido a la vida". En este momento sólo quiero que Retoño mayor sonría con la mirada y que Solete sonría con el alma. Y bueno, si además este sábado nos podemos escapar en plan novios y hacer un cine con extra de palomitas, entonces ya sería la locura.

Espero que su semana haya empezado con mejor pie que la mía. Pero ya sabemos que lo que importa no son los comienzos....

¡Ánimo señoras!


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